El caminar es uno de los tratamientos mas efectivos junto a todos los tratamientos, médicos como fisioterapéutico, para una persona cardiópata. Cuando se gasta la misma energía, correr reduce el riesgo de hipertensión en un 4,2% mientras que caminar lo hace en un 7,2%.
El correr puede suponer una reducción de los niveles de colesterol de hasta un 4,3% mientras que caminando pueden bajar incluso más, hasta un 7%. Además, en términos generales, caminar reduce el riesgo de enfermedades cardiacas en mayor medida que correr: un 9,3% frente a un 4,5%.
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